HABITANTE del MISTERIO
Bajo el cielo de Artemisa
en tierras del gran Alejandro
al final de la vía de mármol
flanqueada por rotas columnas
entre restos de templos y de casas
sin buscarnos
al pie de estatuas sin rostro
en la grandiosa biblioteca de Celso
nos hallamos.
Cavilamos -como en casa-
del sentido del origen de la vida
de la muerte de la muerte
de lo eterno del amor
de la risa de la nada.
Bajo el colosal sol de Éfeso
con pasos sigilosos -como en casa-
se me acerca invitándome caricias
y me ofrece -como siempre-
esa la clave de milenios infinitos
encriptada
en las líneas verticales de su iris
solamente a su silencio de felino
revelada.
DE BARRO y ASFALTO
Ciudad de papel,
sonora en los destellos,
urgente en las distancias.
La sonrisa de Gardel,
Ilumina adoquines perfumados.
Entre puchos y ginebras,
y en la borra del café,
se evaporan las nostalgias.
La noche apacigua
desventuras
junto al río malhadado.
Lejana
la autopista
predice cicatrices enlodadas.
Por rieles desbocados
la vida busca vida
huyendo al conurbano.
Acá se vuelve verde el cielo
en un aliento de pájaros
Revuelto de botellas,
de carros,
sin agua y sin asfalto,
vive el barrio
la fiesta del asado.
La plaza luce a voto,
a fiesta en día domingo,
vestida en pasacalles,
pintada a contramano.
AMANCER sin RETORNO
Disímiles ojos, iguales miradas.
Huellas sobre huellas
—el camino eterno, circular el tiempo—
con pasos distintos, idénticas marcas.
Desde lo profundo
selva y piedra
desde lo elevado
selva y piedra
miles de brazos me buscan.
Desde lo más alto
piedra y agua
desde lo más hondo
piedra y agua
miles de voces me alcanzan.
Mama Quilla duerme.
Cielo y luz, Tata Inti estalla.
Amanezco en Machu Picchu.
Y no hay retorno.
DÍA de DIFUNTOS
Acércate, muertito de mi vida.
El vaso está marcado,
la mesa está servida.
Sobre mantel de flores,
horneadas escaleras
del trigo hecho harina,
ofrendas de un amor
intenso en la partida,
esperan tu regreso,
tu voz: mi propia vida.
Acaso en la mañana,
si el agua está en faltante,
no vuelva a mis rutinas.
Acaso en la mañana,
la marca no desdiga
la muerte que no mata.
Acaso en la mañana
la cita no termina.
Si el agua está en faltante,
si hay peldaños en migas,
sabré que has vuelto, amor.
Y el tiempo será injusto
sin bocas ni pupilas.
Y amaré tanto a la muerte
que olvidaré esta vida.
Por escaleras azules
bajaré todos los pozos.
Entre ausencias feroces
tu voz... será mi guía.
UN POCO MÁS
Hoy he visto una mujer. Hoy, acaba de nacer.
Fijé en sus ojos los míos,
ella también detuvo su mirada en mí.
Lleva la belleza y el bien en sus pequeñas pupilas.
Parte de un estratégico destino dormita
delineado en el iris de uno de sus ojos;
y en el otro, el azar es misterioso.
Sé que desde hoy,
incapaz en descifrar herméticos diseños,
e inhabilitada para predecir fortunas,
intentaré imaginar infinitos futuros de armonía
en su mirada.
Sé que desde hoy, empeñada en su felicidad, seré mejor.
Hoy me ha sorprendido otra mujer.
Hoy, por primera vez, acaba de parir.
Me ha mirado como nunca antes, y me ha visto diferente;
acaso se ha reconocido en mí,
acaso se ha encontrado, definitivamente, conmigo.
Yo siento en ella apenas otra…
Es para mí la misma chiquita
en cuyos ojos deseo advertir, siempre, la felicidad.
Hoy he visto una mujer, he visto dos, y somos tres.
Hoy supe del amor, un poco más.